"Si sentimos miedo, ira, vergüenza o furia es porque, en un momento u otro, estas nos ayudan a salir adelante en nuestra vida. No son pecados ni sentimientos insanos como a veces se ha afirmado, siempre y cuando sepan entenderse de forma positiva y no se salgan de lo razonable."
Repito: "siempre y cuando sepan entenderse de forma positiva".
Las dos caras de la moneda de las emociones: cuando te paralizan y cuando te incitan a la acción adecuada.
Las emociones no son buenas o malas es la interpretación que les damos, el tiempo que permanecemos en ellas lo que las hace dañinas o saludables.
"no hay emociones negativas o positivas de por sí, sino que estos sentimientos influyen en nuestra motivación, fisiología, percepción, creencias y comportamientos de forma distinta."
Es todo un aprendizaje personal, sentir las emociones como nos vienen, observarlas y saber desprendernos de ellas para continuar.
Parálisis: "Es uno de los sentimientos que más desestabilizan nuestro organismo, y que si bien puede hacer que nos comportemos de forma inadecuada, en caso de que no seamos capaces de expresarla puede empujarnos a la depresión."
Acción: "Aumenta nuestra confianza en nosotros mismos, nos hace más optimistas y, enfadados, somos más proclives a tomar riesgos. Tan sólo hay que intentar que no se nos vaya de las manos."
En ocasiones ese punto de rabia, furia es lo que necesitamos para reaccionar, para tomar decisiones que nos hagan salir de un circulo vicioso que no conduce nada. En esto consiste también el saber soltar las emociones.
Parálisis: nos hace sentir desgraciados o ridículos.
Acción: Es una herramienta tanto de autoconocimiento como de engrasamiento social, ya que nos alerta sobre nuestros errores hacia los demás.
Si nos sentimos menos que nadie, culpables, "pequeñitos", "poca cosa" dentro de nuestro círculo debiéramos hacer un ejercicio de cambio de actitud ante ellos o drásticamente cambiar de círculo.También es una buena herramienta para calibrar el tipo de relaciones sociales y personales que mantenemos y qué nos aportan.
"Entre las cualidades a aprovechar se encuentran la motivación para mejorar y la ambición para alcanzar el éxito en el futuro. Además, las personas envidiadas pueden ser un buen modelo de comportamiento." en este caso, resalto que mejor resultaría "admirar" que "envidiar".
Contar con personajes que nos "inspiran", cuyos valores y acciones nos llegan especialmente dentro. "Nos emocionan", hablamos de admiración y no de envidia.
En cuanto a los celos: "son una alarma que nos indica cuándo algo puede estar marchando mal en nuestra relación de pareja."
Tengamos en cuenta que surgen ante el miedo a la perdida de algo que consideramos nuestro, una posesión. Y sólo nos tenemos a nosotros mismos, estos miedos surgen cuando buscamos el bienestar fuera y no dentro de nosotros mismos.
Si miramos hacia fuera a las emociones: furia, vergüenza, envidia y volvemos repetidamente a ellas lo convertimos en un proceso de autoperpetuación. Por ello necesitamos mirar hacia dentro: mirar esa furia, esa ira, esa vergüenza de frente y se desvanecerá. La tendencia, la propensión de que surja nuevamente será cada vez menor y aunque lo haga, simplemente pasará por nuestra mente sin dejar huella. Esto lleva su tiempo porque igual que estas emociones necesitaron su tiempo para implantarse en nuestro ser igualmente necesitamos tiempo para desmantelarlas.
Todas las emociones y sentimientos de los que hablamos son nuestros y depende de la interpretación que nosotros le damos, del cómo nos influyen, nos paralizan, nos incitan al cambio, nos hacen ser cada día un poquito mejores, nos hacen evolucionar o al contrario, nos convierten en víctimas, en maltratadores o en salvadores. Todo ello depende en exclusiva de nosotros, de como nosotros los interioricemos y de nuestra capacidad de dejarlos ir.
Porque somos seres emocionales pero no somos nuestras emociones. No nos convirtamos en esclavos de ellas. Y no tengamos miedo a dejarlas marchar. Seamos protagonistas de nuestras vidas.
Enlaces relacionados:
//coachingpontevedra.es/blog/v-actualidad-junio-2014/